La alcachofa (cynara scolimus) es una planta perenne muy cultivada en la cuenca del Mediterráneo, sobre todo en el centro y sur de Italia. Es de los alimentos más apreciados ya desde la antigüedad y las investigaciones han confirmado sus importantes propiedades para curar los trastornos digestivos y aconsejan su uso como coadyuvante de las funciones hepatoprotectoras y urinarias, como fuerte antioxidante, anticolesterol, antidiabetes, antimicróbico y reparador de los trastornos metabólicos.
También la acción en contra del cáncer ha sido reconocida científicamente, por contener la alcachofa, ácido fólico y un elevado potencial terapéutico. Un estudio publicado en “Nutrition and Cancer” evidencia que los polifenoles de la alcachofa contrastan la acción oxidante de los radicales libres y, por consiguiente, la transformación tumoral.
Las alcachofas aportan beneficios también a los huesos porque, gracias a la vitamina K1, pueden prevenir la descalcificación y la osteoporosis.
En resumidas cuentas, ¡la alcachofa es una verdadera panacea para todos los males!